Notas detalladas sobre Solemnidad de la Inmaculada Concepción

5. Los papas prohibieron la doctrina contraria. Y, no contentos con esto, para que la doctrina misma de la Concepción Inmaculada de la Virginal permaneciese intacta, prohibieron severamente que se pudiese defender pública o privadamente la opinión contraria a esta doctrina y quisieron matar con aquella a fuerza de múltiples golpes mortales.

Sin embargo, el iniciador del movimiento protestante, Martín Lutero, dijo: Es dulce y piadoso creer que la infusión del alma de María se efectuó sin pecado llamativo, de modo que en la mismísima infusión de su alma ella fue incluso purificada del pecado llamativo y adornada con los dones de Dios, recibiendo un alma pura infundida por Todopoderoso; de modo que, desde el primer momento que ella comenzó a estar fue osado de todo pecado.

Esta "resplandeciente santidad del todo singular" de la que ella fue "enriquecida desde el primer instante de su concepción", le viene toda entera de Cristo: ella es "redimida de la guisa más sublime en atención a los méritos de su Hijo".

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Y las peticiones continuaron con su sucesor Pío IX, el cual instituyó una congregación peculiar de cardenales y miembros del clero secular y regular para que examinase cuidadosamente todo lo relativo a la Inmaculada.

La faro que promana de la figura de María nos ayuda también a comprender el serio sentido del pecado llamativo. En María está plenamente viva y operante esa relación con Dios que el pecado rompe.

Y de aquí se deriva la tercera cosa que nos dice María Inmaculada: nos habla de la alegría, esa alegría auténtica que se difunde en el corazón libertino del pecado. El pecado lleva consigo una tristeza negativa que induce a cerrarse en individuo mismo. La Gracejo trae la verdadera alegría, que no depende de la posesión de las cosas, sino que está enraizada en lo íntimo, en lo profundo de la persona y que nadie ni cero pueden quitar. El cristianismo es esencialmente un «evangelio», una «alegre comunicado», aunque algunos piensan que es un obstáculo a la alegría porque ven en él un conjunto de prohibiciones y de reglas. En realidad el cristianismo es el anuncio de la triunfo de la Gracejo sobre el pecado; de la vida sobre la asesinato.

Es la pureza en persona, en el sentido de que espíritu, alma y cuerpo son en ella plenamente coherentes entre sí y con la voluntad de Dios

La fiesta del 8 de diciembre fue establecida como una solemnidad y constituye una de las celebraciones litúrgicas más importantes, que incluso cuenta con una liturgia específica.

Por la Chispa de Dios, María ha permanecido pura de todo pecado personal a lo amplio de toda su vida.

No encontramos controversia sobre la Inmaculada Concepción en el continente europeo antaño del siglo XII. El clero normando abolió la fiesta en algunos monasterios de Inglaterra donde había sido establecida por los monjes anglosajones. Pero alrededor de fines del siglo XI se reanudó en numerosos establecimientos anglo-normandos a través de los esfuerzos de Anselmo el Joven. Es en gran medida improbable que San Anselmo el Antiguo restableciese la fiesta en Inglaterra, aunque no Cuadro nueva para él; se había familiarizado con ella aceptablemente por los monjes sajones de Canterbury, admisiblemente por los griegos con quienes entró en contacto durante el destierro en Campania y Apulin (1098-9). El tratado «De Conceptu virginali» que usualmente se le atribuye, fue compuesto por su amigo y discípulo el monje sajón Eadmer de Canterbury. Cuando los canónigos de la catedral de Lyons, que sin duda conocían a San Anselmo el Muchacha, Rector de Santo Edmundo de Bury, introdujeron personalmente la fiesta en su coro posteriormente de la crimen de su obispo en 1240, Santo Bernardo consideró su deber propagar una protesta contra esta nueva forma de honrar a María.

Dejemos que su sufrimiento nos excave Internamente Inmaculada Concepción para reaccionar en presencia de nuestra indiferencia; ¡miremos sus caras, para despertar del sueño de la costumbre!

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En Santa María todo es don de Todopoderoso, y todo don encuentra una correspondencia perfecta en ella. Siempre atenta al plan divino, y Inmaculada Concepción por eso siempre aceptablemente dispuesta a escuchar y acoger. Acoge primero la Palabra eterna de Alá en su corazón. Y luego, fiel a su vocación, acoge esta Palabra eterna en su seno.